Adelaida, Op. 46
La canción alemana o lied, inspirada en el amor, las tristezas, las
alegrías; o las bellezas naturales del paisaje, tuvo su mejor representante durante el romanticismo
en Franz Schubert. Sin embargo Beethoven también compuso algunas de ellas hacia
el comienzo y el final de su carrera.
Francisco Rivero. Adelaide. 2019. |
Tal es el caso de Adelaida, opus 46, de Ludwig van Beethoven,
una canción para voz solista y piano
compuesta en 1795. El texto es un poema en alemán de Friedrich von Matthisson
(1761-1831). Es música bonita para acompañar a una letra muy poética que canta en sus versos
a la mujer amada a través de imágenes
tomadas de la naturaleza.
En 1797 Beethoven se reencuentra con la joven María Magdalena Willmann natural
de Bonn y quien era su amiga de la infancia. Tenía una hermosa voz de contralto
y fue contratada para cantar en el teatro de la Opera de Viena. Sería esta
joven quien tuvo el honor de estrenar Adelaida y otras canciones del
compositor como el aria ¡ Ah Perfida…¡ Opus 65.
Durante el período en que creó Adelaida, Beethoven estaba en
sus veinte años; había llegado a Viena
en 1792 para perseguir una carrera y en
las primeras etapas para hacerse un nombre como pianista y compositor. Había terminado
recientemente sus estudios con Joseph Haydn.
Letra de la canción:
Einsam wandelt dein Freund im Frühlingsgarten,
Mild vom lieblichen Zauberlicht umflossen,
Das durch wankende Blüthenzweige zittert,
Adelaide!
In der spiegelnden Flut, im Schnee der Alpen,
In des sinkenden Tages Goldgewölke,
In Gefilde der Sterne strahlt dein Bildnis,
Adelaide!
Abendlüftchen im zarten Laube flüstern,
Silberglöckchen des Mais im Grase säuseln,
Wellen rauschen und Nachtigallen flöten,
Adelaide!
Einst, o Wunder! entblüht auf meinem Grabe,
Eine Blume der Asche meines Herzens.
Deutlich schimmert auf jedem Purpurblättchen:
Adelaide!
Traducción:
Tu amigo
vaga solo en el jardín de primavera,
Suavemente
bañado por luz de amor,
Que
brilla a través de racimos de flores
balanceándose
Adelaide!
Reflejándose
en el río, la nieve de los Alpes,
En
las nubes de un crepúsculo dorado,
En
campos de estrellas brillan sus rayos,
Adelaide!
La
brisa de la tarde susurra entre las hojas tiernas
Rubor
de Campanas de mayo sobre la hierba.
Las
ondas rugen y el ruiseñor canta,
Adelaide!
¡Una vez, oh milagro! Retoñaron las flores en mi tumba,
Una flor de las cenizas de mi corazón.
Claramente brilla en cada atardecer:
Adelaida!
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