martes, 7 de mayo de 2013

Elliott Carter: Una música sutil, colorida, transparente y clara

La música de Elliot Carter es difícil de apreciar y entender, pero hay que hacer el esfuerzo, pues vale la pena....

Francisco Rivero. Elliott Carter. 2013.




Elliott Cook Carter Jr. nació en  1908 en Nueva York.  Carter descubrió la música clásica gracias a su amigo y mentor  Charles Ives.  Estudió más tarde inglés y música en la Universidad de Harvard y en la Escuela de Música Longy , que contaba entre sus profesores con Walter Piston.  Entonces viajó a París para estudiar con Nadia Boulanger, y al retornar a EE.UU., en 1935, dirigió el Ballet Caravan.
Entre 1939 y 1941 enseñó física, matemática y griego clásico, además de música, en el St. John's College en Annapolis, Maryland.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Carter trabajó en la Oficina de Información de Guerra. Posteriormente cubrió puestos de enseñanza en el Conservatorio de Peabody (1946-48), la Universidad de Columbia, el Queens College, New York (1955-56), la Universidad de Yale (1960-62), la Universidad Cornell (desde 1967) y la Juilliard School (desde 1972). En 1967 fue nombrado miembro de la Academia Angloamericana de las Artes y las Letras.
El compositor de vanguardia Elliott Carter, ganador de dos premios Pulitzer y cuya carrera musical se extendió a lo largo de más de ocho décadas, falleció en Nueva York s a los 103 años, el 5 de Noviembre de 2012.  
Las primeras obras de Carter están influidas por Igor Stravinski y Paul Hindemith,  ellas son principalmente neoclásicas. Tuvo una preparación estricta y concienzuda en contrapunto, desde la polifonía medieval hasta Stravinski, y esto lo muestra en sus primeras composiciones, tales como el ballet Pocahontas (1938-9).
Su música de después de 1950 es típicamente atonal y rítmicamente compleja, indicada por la invención del término modulación métrica para describir los cambios frecuentes y precisos que encontramos  en sus obras. Se inserta pues su música en la corriente del Serialismo Integral, iniciada por Anton Webern y Pierre Boulez. 
Entre sus composiciones más conocidas están Variaciones para orquesta (1954-5); el Doble Concierto para clavicémbalo, piano y dos orquestas de cámara (1959-61); el Concierto para piano (1967), escrito como regalo para el 85º cumpleaños de Stravinski; el Concierto para Orquesta (1969), y Una sinfonía de tres orquestas (1976).
También ha escrito cinco cuartetos de cuerda, de los cuales el Segundo y el Tercero ganaron el Premio Pulitzer de Música en 1960 y 1973, respectivamente.
Su método de composición, como todo serialista, es de una operación compleja que puede llevar meses o años, debido a la  precisión casi matemática y científica con que se trabaja. Quizás la etapa de pre-composición en donde  selecciona series de acordes, familias de melodías, secuencias de timbres y dinámicas sea la más meticulosa.  
Pese a la derivación usualmente rigurosa de todo el contenido tonal de una pieza de un acorde base, o de una serie de acordes, Carter nunca ha abandonado el lirismo, y se asegura de que un texto sea cantado inteligiblemente, a veces muy simplemente.  Mientras parece que Carter arma rigurosos sistemas para derivar el contenido de notas de una obra, se desvía de ellos en ocasiones: nunca toda nota puede ser explicada con el mismo rigor como sucede, por ejemplo, en Anton Webern.
Las grandes obras de la madurez de Carter están usualmente construidas en torno a polirritmos gigantescos, e intenta expandir la noción de contrapunto para agrupar simultáneamente diferentes caracteres, incluso movimientos completos, más que sólo líneas individuales.

Cuarteto de cuerdas No. 2
Su cuarteto de cuerdas No. 2 de 1959, fue comisionado por el Cuarteto Stanley. Es una de las mejores obras de cámara del siglo veinte, digna de figurar al  lado de los cuartetos de Bartok, Schoenberg y Shostakovich. Fue ganadora de tres premios: El Premio Pulitzer, el de Nueva York en composición en 1961 y el Primer Premio  de la Unesco en 1961.
En este cuarteto cada instrumento es una voz independiente. Los instrumentos ejecutan pequeños fragmentos, acordes de acuerdo a un programa general que controla los intervalos entre los acordes de cuatro notas (tetracordes). Los cuatro movimientos están separados por cadencias para la viola, el violonchelo y los dos violines. Hay un sentido de unidad y diálogo en donde se plantean ideas y preguntas que son “respondidas” de manera burlesca en algunos casos.
El Cuarteto No. 2 es una obra de unos 20 minutos de duración y se estructura en  9 partes
1.       Introduction.
2.       I. Allegro fantástico
3.       Cadenza for viola.
4.       II. Presto Scherzando.
5.       Cadenza for Cello.
6.       III. Andante espresivo.
7.       Cadenza for violin I.
8.       IV Allegro.
9.       Conclusion.
Discografía: Elliott Carter. The Four  String Quartets. The Julliard String Quartet. Sony.





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