Con Martinů la fuerza, el movimiento y la agitación del barroco y, la orquestación moderna se dan de la mano.
FRancisco Rivero. Martinu. 2016. |
El compositor checo Bohuslav Martinů (1890-1959) en su tránsito por la sinfonía recoge diversas influencias que van desde el gusto por los timbres exóticos de Debussy, la complejidad polifónica de los madrigalistas ingleses, hasta el Concerto Grosso del Barroco.
Sinfonía No. 5
Después de su exilio americano en los años 1942-46, donde completó cuatro grandiosas sinfonías, comisionadas por Koussevitsky, el director de la Filarmónica de Boston, se dispone a regresar a su patria, para continuar allí su carrera. Para tal fin compone su quinta sinfonía y la dedica a la Orquesta Filarmónica checa. Fue estrenada por dicha orquesta bajo la batuta de Rafael Kubelik en 1947.
Es una obra radiante de un optimismo alegre y decidido, de un hermoso colorido orquestal y una textura polifónica bien intensa. Posee solo tres movimientos y es de unos 30 minutos de duración.
Adagio- Allegro 8:01.
Larghetto 9:37.
Lento- Allegro. 11:47.
El tercer movimiento se inicia con una fuga de mucha tensión para dar paso al allegro de gran dinamismo y vivacidad. Es notable en esta obra, como en casi todas las obras sinfónicas de Martinů, el uso del piano en la orquesta. También la contraposición de dos temas contrastantes para crear los movimientos 1 y 3.
Discografía
Martinů Symphonies. Royal Scottish National Orchestra. Bryden Thomson. Chandos. 2005.
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