lunes, 1 de octubre de 2012

Shostakovich: El Quinteto para Piano.



El quinteto para piano es un tipo de composición de cámara, en tres o cuatro movimientos y  el cual debe  ser ejecutado por un piano y otros cuatro instrumentos. El quinteto clásico, surge como una confrontación entre un piano como solista virtuoso y un cuarteto de cuerdas, a la manera concertante. Fue concebido originalmente en el período clásico y romántico temprano,  consiste de un piano y un cuarteto de cuerdas, es decir, dos violines, viola y violonchelo. Los primeros quintetos, como los de Bocherini,  eran en realidad para un pianoforte.  Un segundo  tipo de quinteto, llamado quinteto para piano y vientos posee una instrumentación distinta, un  piano más un cuarteto de vientos: flauta, clarinete, fagote y corno (Trompa), con algunas pequeñas variantes, como elegir un oboe en lugar de la flauta,….etc. Mozart y Beethoven se inclinaron más por esta última fórmula que resultaba agradable y entretenida para el oído.  

FRancisco Rivero. Shostakovich. 20055.

Mozart escribió varios quintetos para cuerdas, que están entre los mejores de la literatura de cámara, pero sin embargo dejó uno sólo para el piano:  el Quinteto para Piano, Oboe, Clarinete, Corno y Fagote en mi bemol. K452. En su juventud Beethoven compuso  un quinteto con la misma instrumentación e igual tonalidad: el Quinteto para piano, oboe, clarinete, corno y fagote en mi bemol  Op. 16 (1796).
Franz Schubert tuvo la genialidad de modificar el primer tipo de quinteto, introduciendo cinco movimientos, y lo más importante, incorporando un contrabajo, en lugar de dos violines, creando así uno de los más bellos y  graciosos   quintetos de todos los tiempos El Quinteto para piano en La mayor Op. 114 (D667) en 1819, conocido popularmente cono Quinteto la Trucha. En realidad la idea no era original, pues Hummel en 1802 ya había compuesto un quinteto con la misma instrumentación. La introducción de un contrabajo ayuda al violonchelo a liberarse de de ejecutar los registros más bajos, para fortalecer la armonías,  permitiendo que su voz pase al primer plano en funciones de solista. El pesado contrabajo con sus notas graves y roncas le da un toque de humor al conjunto, del que antes carecía.
Robert Schumann deja la diversión schuberiana a un lado y  vuelve a los moldes clásicos del quinteto para piano tradicional (con los dos violines) en su Quinteto para piano en mi bemol Mayor  Op. 44. Igualmente se insertan dentro del modelo de Schumann los quintetos para piano de Brahms y Dvorak, el primero dentro de los cánones teutónicos de un  romanticismo tardío atormentado, nervioso  y dramático,  el segundo quizás más sereno y lírico, pero ambos bastante conocidos.
Sin embargo la cosa no muere aquí. La escuela francesa retoma el modelo Schuberiano de manos de una dama: la compositora Louise Farrenc (1804-1875), quien  nos dejó dos hermosos quintetos para piano, violín, viola, violonchelo y contrabajo, que han sido injustamente olvidados. En Francia durante el siglo XIX, la música de cámara no gozaba del mismo aprecio que en Alemania. Sin embargo encontramos otros magníficos ejemplos de quintetos como el de Saint-Saens en la mayor de 1853 y el de César Franck de 1878. Esta tradición continúa en el siglo XX con los quintetos de Faure, Reynaldo Hahn , Koechlin, Florent Schmitt   y Louis  Vierne.
La influencia del quinteto de  Beethoven se siente en Rusia con el Quinteto para piano y vientos en si bemol  (1876) de NIkolai Rimsky-Korsakov, orquestado  para piano, flauta, clarinete, corno y fagote.
En el siglo XX  este género del quinteto para piano ha tenido sus cultores destacados, con autores de la talla de un Fauré, Bartok, Sibelius, Bax,  Bohuslav Martinu y Schnittke.
Como ejemplo bastante conocido, mencionamos  el Quinteto para piano en sol menor  Op. 57. de Dimitri Shostakovich, para piano, dos violines, viola y violonchelo. ES una obra   de mucho aliento y que raya en lo sinfónico por su gran variedad de ideas. Sin embargo es música  convencional y de fácil audición, ya que fue compuesta en 1940 en un intento por reconciliarse con la censura soviética, al igual que la quinta sinfonía. La obra  se estructura en cinco movimientos:
Preludio. Lento.                                              4:41.
Fuga. Adagio.                                                   11:33.
Scherzo. Allegretto.                                      3:55.
Intermezzo. Lento                                         7:47.
Finale. Allegretto.                                          7:42.   

                                 

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