Comentarios de obras. Discografía. Los dibujos son originales de Francisco Rivero.
viernes, 12 de noviembre de 2010
El Futurismo ruso o la seducción por la velocidad y el movimiento de las máquinas.
Escuchamos un maravilloso cuarteto de Alexander Mosolov (1900-1973), uno de los futuristas rusos, el famoso compositor de La Fundición de Acero, una pieza bastante audaz en donde el ruido de las máquinas impone una dinámica creadora de gran originalidad. El futurismo en las artes fue un movimiento que nació en 1909 con un manifiesto del poeta italiano Filippo Marinetti y que influyó en la pintura y la música durante unos 30 años. Básicamente trataba de crear un nuevo arte que rompiera con las tradiciones del pasado y que incorporara el movimiento y la velocidad como elementos primordiales. En pintura dio sus frutos en la obra de Umberto Boccioni y Carlo Carrà, mientras que en música sus representantes más destacados son Luigi Russolo, Giacomo Balla y Francesco Balila Pratella.
La evolución de Octubre de 1917 en Rusia creó las condiciones ideales para incubar un movimiento de corte futurista en ese país. Los compositores soviéticos comenzaron a experimentar en este campo. De este proceso se generó un grupo de futuristas entre los que se encuentran Roslavets, Mosolov, Deshevov, Davidenko, Goedicke, Gnessin y Pathenko. Ellos se plantearon escribir obras de estructura simple, modernas y que fueran de fácil audición por la gran masa de la población, desde los granjeros colectivos, hasta los obreros de las siderúrgicas.
El cuarteto de cuerdas No. 1 Op. 24 Alexander Mosolov (1900-1973) consta de cuatro movimientos
1 - I. Andante Agitato 15:07
2 - II. Adagio 2:48
3 - III. Scherzo 3:20
4 - IV. Allegro Molto Risoluto 1:45
Comentarios:
Es una obra de vanguardia de fácil audición en donde su autor emplea todos los recursos técnicos de los cuatro instrumentos tradicionales para crear un mundo sonoro de recios perfiles. Hay ritmos de máquinas bien aceitadas, chirriar de los émbolos y las cadenas de trasmisión en motores de mil caballos de potencia. Pero por otra parte no falta el elemento humano en la sección central del primer movimiento donde el autor se deleita con los ritmos vibrantes de las danzas folklóricas.
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