viernes, 28 de abril de 2017

Alan Hovhaness. Una fusión entre Oriente y occidente.


Oriente y occidente: dos culturas distintas que se rechazan y a la vez se complementan. Dos maneras de ver el mundo y entender la vida. La razón que ilumina y aclara las cosas relativas al tiempo y al espacio como la geometría euclideana versus la intuición que viene desde lo desconocido y carece de reglas y procedimientos. La música occidental siempre tratando de vencer al tiempo y al silencio, inventando sus propios sonidos con instrumentos que generan escalas regulares, con ritmos artificiales marcados por un reloj. La música oriental, por otro lado,  con sonidos naturales,  es como un suave murmullo de la naturaleza, el suave rumor de las hojas en el bosque,  otras veces se enfurece como el rayo furioso que cae del cielo. La fuerza avasallante de los ríos. La mística quietud de los lagos.

Francisco Rivero. Hovannes. 2017.

La música oriental.

El compositor Alan Hovhaness (1911-2000) ha sido uno de los pioneros en imponer   una tendencia la cual busca mezclar la música occidental con la oriental. Se le puede comparar al francés Oliver Messiaen, sin embargo, el arte de Hovhaness no está inspirado por la religión, sino más bien por una fina sensibilidad musical de carácter místico,  enfocada en otros intereses  espirituales.
 Su nombre verdadero era Alan Vaness Chakmakjian, siendo sus padres   armenios y escoceses. Desde su niñez comienza a componer y adquiere una notable habilidad para el contrapunto.
Su estilo es bastante ecléctico: ha bebido en diversas fuentes de la variada geografía del folklore musical, como lo atestiguan sus obras a lo largo de una dilatada carrera. Gran admirador de la música de Sibelius, a quien conoció en Finlandia en 1935. Después  de esta experiencia, escucha un concierto de música hindú en Boston, quedando fascinado con el Oriente. Luego, buscando sus raíces étnicas y espirituales,  empieza a asimilar la música de Armenia. Viaja a la península de Corea en los años 50. Luego a la India y Japón estudiando la música de aquellos países.
En los años 60 se adhiere a la vanguardia musical, anticipando de esta manera la escuela del minimalismo, con obras de larga duración, apoyadas en zumbidos estáticos. Emplea en sus obras métodos aleatorios y clúster al estilo de Ligeti y Lutoslawski.
El legado musical de Hovhaness ,  impresionante por su tamaño con más de 450 números de opus, aunque no  uniforme en cuanto a calidad, muestra una fusión entre lo arcaico y lo moderno, el oriente y el occidente, en una visión integral de la música, para deleitar los sentidos, sanar el espíritu y disfrutar de la belleza. Música para  toda la gente.

Concierto No. 7 para orquesta, Op. 116.

Se inicia con una suave y tierna melodía por parte de la flauta y el glokenspiel.  El tema es llevado luego por un oboe. Combina luego  expresiones de fuerza y poder gracias al empleo de   grandes recursos  orquestales, con momentos de mucha intimidad en sutiles toques de percusión.
El movimiento intermedio es de carácter más dinámico en  notas punteadas en los pizzicatos. El glockenspiel ejecuta un tema en escalas pentatónicas. Hay un ambiente de tensión bastante controlado que se disuelve poco a poco.
El movimiento final abre con un dialogo entre la flauta y el glockenspiel. Luego una brillante introducción por parte de los bronces da inicio a la doble fuga en las cuerdas. La  obra concluye de manera feliz y apoteósica.
I.                    Allegretto                                           5:00
II.                 Allegro (Jhala-Scherzo)                     4:00
III.               Double Fugue                                               12:24

The flowering peach. OP. 125. Música incidental.


Una suite de concierto, compuesta en los años 50,  en siete movimientos para acompañar a una obra de teatro sobre el Arca de Noé. Esta  instrumentada para Saxofón alto, clarinete, arpa y percusión. Se inscribe dentro del estilo de este compositor en donde emplea elementos y técnicas de la música cristiana primitiva, de Armenia y de la India.

Sinfonía No. 2. Montañas Misteriosas. OP. 132.


Compuesta en 1955. Fue comisionada y estrenada por Leopoldo Stokowsky, con la Orquesta Sinfónica de Houston en el mismo año. Se estructura en tres movimientos, siendo el segundo de ellos una doble fuga para una orquesta de cuerdas, al mejor estilo de Vaughan Williams.
1.      I. Andante con moto                                      7:42.
2.      II. Double fugue- modetaro maestoso           5:50.
3.      III. Andante espressivo                                  5:51.

Discografía.

 Orquesta Sinfónica Royal Liverpool . Gerard Schwarz. Telarc.





jueves, 27 de abril de 2017

Toru Takemitsu. Between tides

Toru Takemitsu. Between tides

Escuchando una pieza para violín y piano de Takemitsu. Afuera en el patio canta el ruiseñor. Son las once de la mañana.  El violín con su melodía ondulante que se enrosca sobre sí misma como una serpiente y a veces se detiene. Una especie de cadencia sin los acordes del piano. La música se ilumina un poco con una melodía agradable. Melodía pentatónica, bastante oriental. 

Takemitsu es minimal, 

 Rain Tree sketch, otra pieza de cámara de Toru Takemitsu el piano imitando el gotear del agua que cae de una fuente. Pausas y silencios que expresan un estado de ánimo de postración y relajamiento. Estamos en el mes de abril. Temperatura agradable a esta hora de la mañana. Son las 11 y veinticinco minutos.
El sol estaba calentando algo. Between tides piano violín y violonchelo. Un trío que no conocía. La música algo dramática al inicio. Frases musicales cortas que suben y bajan creando una estructura de superficie marina con olas regulares. El violonchelo siempre quejumbroso.  Es música japonesa indiscutiblemente. Una pieza compuesta en 1993.